Pocas personas en occidente tienen idea de la naturaleza real de su propia constitución. El Sr. A. y la Sra. B. se consideran como seres quienes empezaron a existir por primera vez en el nacimiento y quienes probablemente llegarán a ser extintos en la muerte. Ellos tienen un cuerpo con actividades vitales y más o menos libertad de voluntad, además de sus facultades emocionales e intelectuales. Algunos creen que tienen alma y tienen la esperanza de que su conciencia pueda salvar el abismo de la muerte; pero pocos tienen alguna seguridad. Los psicólogos con excepción de la Escuela Analítica Junguiana, todavía casi unánimemente repudian cualquier cosa en el hombre más elevado que el cerebro-mente, que estudian como producto temporal del organismo Hombre, un animal especialmente inteligente. Algunos pensadores más intuitivos consideran al hombre como dualidad, consistiendo de `cuerpo´ y alma, mente o espíritu.´ El último término usado de manera muy vaga. No obstante el Nuevo Testamento se refiere a tres aspectos distintos ---cuerpo, alma, y espíritu---. Este último es una condensación de la enseñanza antigua de los siete pliegues en la naturaleza del hombre.
Siempre ha habido conocimiento positivo acerca de la naturaleza real del hombre, y ciertos Maestros quienes sabían cómo probarlo científicamente, no han faltado. Los sabios de la antigüedad no andaban a tientas en la oscuridad: ellos conocían los hechos,desde hace tiempo probando y experimentando. Teosofía está restableciendo este conocimiento.
Mientras sea posible subdividir los aspectos de la conciencia humana de varios modos, y la clasificación septenaria no es una norma general; es la más fácil para el principiante y tiene la ventaja de estar en armonía con la ley séptuble bajo la cual la Naturaleza trabaja en tantas direcciones. Vemos el número siete en los colores primarios del visible espectro, conocido para todos en el arco iris; en la Tabla Periódica de Pesos atómicos, conocida como la Ley de Mendeleyev, (La Tabla Periódica de los Elementos); en los periodos de gestación y enfermedad; la séptuple en los octavos del sonido; y en muchos otros eventos. Como lo dice Platón, Dios geometriza. El uso universal de este número en simbología religiosa tiene gran significado, y el lado más profundo del trabajo séptuple de la Naturaleza recibe mucha atención en estudios teosóficos más avanzados.
La constitución septenaria del hombre se enseñó en el Egipto antiguo, y en la India y en otras partes como hechos conocidos. Algunas presentaciones de esta enseñanza condensaron estos aspectos de la constitución del hombre en tres divisiones principales con pequeñas subdivisiones, aunque la idea fundamental era la misma.
os "principios" pueden ser considerados, tal vez, como varias etapas o puntos de contacto entre el Centro permanente en el hombre y los `niveles´ o grados de sustancia y conciencia en el universo, que se extiende desde la más etérea o espiritual hasta abajo a la materia ordinaria. El Centro permanente, la Mónada (del griego `unidad´) se viste, por decir algo, de vestiduras o vehículos de naturaleza parecida a esa de los niveles en la cual entra, hasta que alcanza el cuerpo físico en el nivel-terrenal, y una nueva personalidad nace.
Esta personalidad tiene una identificación tan estrecha con el limitado cerebro-conciencia que los ilimitables campos de percepción más elevados están aislados, solo para raramente vislumbrarse por los muy pocos en sus momentos de inspiración espiritual.
Entre los problemas más difíciles en Teosofía es aquella de la real relación de la chispa-divina con sus críos, los `principios´, y esa de la envestidura carnal de la chispa divina en la personalidad de un hombre común. Los podemos estudiar y por lo tanto obtener mucho beneficio; pero la solución completa solo puede ser alcanzada por aquellas almas elevadas quienes a través de iniciación en los `Misterios Mayores*`, han penetrado detrás del velo de la apariencia.
Sería una mala interpretación en el sentido ordinario considerar los principios´ como entidades separadas o como siete `almas´. Ellos están mezclados alrededor de la Individualidad-Monádica, recogidos o coleccionados en forma humana, de tal manera como para constituir al hombre completo, aunque solo en casos rarísimos está la combinación perfectamente balanceada. A tales hombres les llamamos Mahâtmas o Hermanos Mayores de la raza.
No hay mejor analogía que se pueda brindar del hombre perfecto que los siete rayos del espectro, que se mezclan en la luz blanca pura cuando se combinan armoniosamente.
En vista de las dificultades, el lector fácilmente comprenderá que ninguna presentación elemental de los `siete principios´ pueden ser completamente satisfactorias; el esquema que se da en la parte inferior es mas bien una aproximación que un declaración final. Al tratar de simplificar un tema tan abstracto y sutil puede haber el problema serio de materializarse. Con esta advertencia en mente, podemos considerar la siguiente lista, que ha sido usada por escritores teosóficos desde hace muchos años; las tres divisiones superiores representan las más espirituales e imperecederos, los cuatro principios inferiores los menos perdurables.
Sánscrito------------Inglés---------------Español
Âtma-----------------Spirit---------------Espíritu
Buddhi---------------Spiritual Soul-----Alma Espiritual
Prâna---------------- Vitality--------------Vitalidad
Linga-sarîra---------Astral or Model Body---Cuerpo Astral o Modelo
Sthula-sarîra--------Physical Body------Cuerpo Físico
La primera columna de palabras son tomadas del sánscrito** y comúnmente se usan en la literatura teosófica, prefiriéndolas, ya que las palabras en inglés y en español no son equivalentes satisfactorios completos.
Los estudiantes desearán estudiar el Librete IV El Hombre y sus Siete Principios, por Leoline L.Wright, el cual presenta una detallada exposición de este tema; aunque algunas sugerencias en este librete acerca de cada principio pueden ser de beneficio.
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Notas: Helena Blavatsky en su Glosario Teosófico nos brinda la siguiente explicación. Solo anotamos un pequeño extracto:
*Misterios.- En griego, teletaí, consumaciones, ceremonias de iniciación o Misterios. Eran unas ceremonias que generalmente se mantenían ocultas a los profanos y a las personas no iniciadas, y durante las cuales se enseñaban por medio de representaciones dramáticas y otros métodos el origen de las cosas, la naturaleza del espíritu humano, las relaciones de este con el cuerpo y el método de su purificación y reposición a una vida superior. La ciencia física la medicina, las leyes de la música, la adivinación, se enseñaban todas ellas de la misma manera…
Según afirman Pláton y muchos otros sabios de la antigüedad, los Misterios eran altamente religiosos, morales y benéficos como escuela ética.
Del apunte de Agnes Wengert, amiga y estudiante de Teosofía:
**El sánscrito es reconocido, entre los estudiantes de lenguas, como la Madre de las lenguas arias.
¿Dónde se originó el lenguaje del sánscrito? En tiempos antiguos en la India, y en la tierra de los arios, antes de que llegaran a la India por medio de Asia Central, esta habla antigua aria se usó no solamente por la gente común, sino que también en los santuarios de los templos y fue tomada en mano y desarrollada para ser un mejor vehículo para expresar concepciones y pensamientos religiosos y filosóficos. Y por lo tanto esta lengua trabajada y desarrollada finalmente se le dio el nombre de `sánskrita´, (perfeccionada), significando una original y lengua natural, que había sido perfeccionada.
Tan grande fue la admiración en la cual el lenguaje escrito fue perfeccionado que comúnmente se decía que fue el trabajo de los dioses, porque llegó a ser capaz de expresar pensamientos como la de los dioses.
El alfabeto del sánscrito conocido como el `devanagari´ derivado fue del `senzar´ la antigua Lengua-Misterio .
Se continuará con el presente Tema.VI: Los siete principios del hombre